miércoles, diciembre 02, 2015

Escupa

Con el libro extendido, así, para poder tener toda la luz de la lámpara. Esta era pequeña. Sigo: con el libro extendido sentí algo pesado que caía sobre las hojas dejando una mancha negra: gotas pequeñas que iban fundiéndose entre ellas mismas para pasar a ser otras formas. Pasó rápido y sonó igual que un huevo cuando es comido rápidamente desde adentro.

El viejo había escupido sobre las páginas 302 y 303.

Di la vuelta al libro para dejar que las babas caer sin afectar el resto de las páginas, antes de la 302 y después de la 203. Digo, 303.


Mirándolo a los ojos, lleno de ira, vi que sus ojos inyectados de sangre me decían lo mismo de siempre: ¿en qué momento aprendimos a dejar de escupir en la calle? ¿Para qué aprendimos a respetar a pesar? 

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