domingo, abril 12, 2015

Vendredi

“Perdi alguma coisa que me era essencial, e que já não me é mais. Não é necessário, assim como se eu tivesse perdido uma terceira perna que até antão me impossibilitava de andar mas que fazia de mimi um tripé estável. Essa terceira perna eu perdi. E voltei a ser uma pessoa que nunca fui. Voltei a ter o que nunca tive : apenas as duas pernas. Sei que somente com duas personas é que posso caminhar. Mas a ausência inútil da tercerira me faz falta e me assusta, era ela que fazia de mim uma coisa encontrável por mim mesma, e sem sequer precisar me procura. / Estoy desorganizada porque perdi o que não precisava?”

Clarice Lispector, A paxão segundo G.H.

“Sergio, Pablo, Amalia, Víctor, Paula y La Paz / con un solo zapato no se puede caminar / Seba, Carla, Christian, Mary, Pedro y los demás / con un solo zapato no se puede caminar”

Gepe, Con un solo zapato no se puede caminar (GP, 2012)


-¿Quién? –hasta ahí, el viejo había hablado sin masticar las comida que tenía en la boca. Un pan con queso y mermelada. Nada digno de un soldado asirio.

-Una tal María Rosa de Lux.

Al principio no entendí muy bien lo que estaba pasando hasta que el viejo dijo que era todo mentira. I’d make it all up. Eso creí entender a través del molesto ruido de sus mandíbulas batiendo y las migas que volaban y que solamente el piso evitaba que llegaran al centro de la tierra.
Sí, lo cierto es que habíamos encontrado un estado cercano a las “paravisiones” a las que Julio hacía referencia, por allá en el 84, año en el que tantas cosas debieron haber pasado. Siempre que esas cosas venían au quoditien pareciese que habláramos del tiempo, falso devorador de mundos por el que sentíamos un profundo desprecio.

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