lunes, junio 02, 2008

Crónicas sobre

Primera Crónica:
Estaba sentado con Tomás y un mendigo se acercó a nosotros. Nos pidió plata varias veces, luego nos pidió algo de tomar. Le dijimos que no a sus dos peticiones. Luego nos dijo: "todos somos iguales". Yo le dije que no. Luego me arrepentí, pero no muy convencido.
El viernes –parado frente a la reja del antejardín de la librería- puse la palma de la mano sobre una de las varillas de la reja, y con la otra mano hice presión. Sentí dolor; pensé en Jesús y en Pär Lagervist. Seguía sintiendo dolor mientras presionaba una y otra vez, hasta que sentí un corrientazo que comenzaba en la palma de la mano y terminaba en el dedo índice. Extraño. Me emocionó mi descubrimiento. Lo repetí porque sólo la experimentación y el trabajo duro traen alegría y dolor; de estas dos emociones nace la ciencia.
Humberto Posada estaba cerca (a un paso) y le dije que hiciera lo mismo que yo. Él accedió. Se levantó y puso la mano sobre el pedazo de hierro. Le dije que hiciera presión. Él lo hizo, o por lo menos eso parecía. Le pregunté que qué sentía. "Nada", respondió. Yo repetí el experimento y funcionó, funcionó en mí. Miré a Humberto y le dije: sí, los seres humanos son diferentes. Ahora sí estaba convencido. Humberto se rio, o por lo menos eso parecía desde acá abajo.
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Segunda Crónica:
Fui a que me cortaran el pelo, a que me motilaran. Me pusieron la capa, me tiraron agua con un aparatico y comenzaron a corta con tijeras. Luego con una maquina. Antes de todo eso yo me había quitado las gafas –que son mis verdaderos ojos- y me veía al espejo como si fuera parte de una acuarela, no con muy buena técnica, la verdad. Motilarse con estos ojos míos es una actividad parecida a tirar dados o lanzar monedas al aire.
Cuando el peluquero terminó su trabajo, me puse las gafas. La suerte estaba echada.
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Tercera Crónica
“Mentira o no, el arte tiene para Aristóteles un cierto valor en cuanto constituye una forma de terapia. Después de todo, replica Aristóteles, el arte es útil, medicinalmente útil, en cuanto suscita y purga emociones peligrosas.” (Susan Sontag. Contra la interpretación y otros ensayos. Página 14).
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Cuarta Crónica:
Pensé en la librería. El pensamiento toma forma.
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Quinta Crónica:
El Sol brilla en el cielo y las alas de ese pájaro negro no me hacen sobra. Cambio –o lo intento- como cambia –o lo intenta- la serpiente para crecer, para ser mejor y matar animales más grandes, hasta que algún día llegue a atragantarse y muera. Todo transcurre tranquilamente mientras pienso y dibujo en el suelo. Haré la siesta en el suelo de mi habitación.
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Sexta Crónica:
Me estaba bañando. El jabón estaba muy delgado ya. Pensé en la palabra aerodinámica. Me sequé y me vestí.

1 comentario:

Andrea Carolina Sanchez Gonzalez dijo...

me parece o estos amarillos caiaron en algo?