Hay un monstruo suelto por ahí. Yo tengo una reunión ya. No sé qué me preocupa más. No sé. Miro el reloj y el tiempo hace estragos en mí. En las noticias no decían nada, simplemente el aire o los rumores se referían al tal monstruo.
Dicen que es una persona como cualquiera, o por lo menos eso parecía. Aquello que la hace un monstruo es la facultad de matar a quien le responde cuando pide la hora. Así: "señor, disculpe, qué hora es?" + "10:00 pm" = muerte. La reunión tiene por objeto presentar unos balances. Me imagino mi muerte como una operación matemática. Las cosas se suman y llega la muerte, los números se acumulan unos sobre otros y mi cuerpo no resiste la presión, hasta que se rompe.
El camino a la sala de juntas es eterno. Me muevo muy lento. Siento que todos miran mi reloj, que todos están a punto de preguntar. Hijueputas periódicos, siempre dicen nada. Siempre. Sé que todos -cualquiera- pueden ser el monstruo. El señor de gorrita, el del carrito de dulces... bueno, ese no: vende minutos y los celulares dan la hora, tienen esa función. El niño de los limones, el señor de corbata. Lento, todo muy lento. Me suda la espalda.
Llego a la portería de la sala de juntas. Saludo al vigilante. No responde, sólo obtengo de él una mirada fría. Siento que sus ojos me recorren. En circunstancias normales habría pensado algo como: viejo cacorro. No sé, algo así. Pero ahora sentía mucho miedo. ¿Era el monstruo?
"Pase Usted", responde. Sólo era el vigilante.
Dicen que es una persona como cualquiera, o por lo menos eso parecía. Aquello que la hace un monstruo es la facultad de matar a quien le responde cuando pide la hora. Así: "señor, disculpe, qué hora es?" + "10:00 pm" = muerte. La reunión tiene por objeto presentar unos balances. Me imagino mi muerte como una operación matemática. Las cosas se suman y llega la muerte, los números se acumulan unos sobre otros y mi cuerpo no resiste la presión, hasta que se rompe.
El camino a la sala de juntas es eterno. Me muevo muy lento. Siento que todos miran mi reloj, que todos están a punto de preguntar. Hijueputas periódicos, siempre dicen nada. Siempre. Sé que todos -cualquiera- pueden ser el monstruo. El señor de gorrita, el del carrito de dulces... bueno, ese no: vende minutos y los celulares dan la hora, tienen esa función. El niño de los limones, el señor de corbata. Lento, todo muy lento. Me suda la espalda.
Llego a la portería de la sala de juntas. Saludo al vigilante. No responde, sólo obtengo de él una mirada fría. Siento que sus ojos me recorren. En circunstancias normales habría pensado algo como: viejo cacorro. No sé, algo así. Pero ahora sentía mucho miedo. ¿Era el monstruo?
"Pase Usted", responde. Sólo era el vigilante.
7 comentarios:
se fue el post anterior. lo comprendo. fue como tenerlo al frente. creo que hubiera hecho lo mismo que lilia, y que tampoco me entendería. ojalá yo pudiera decir algo más. creo que hay que encontrar caminos que atraviesen el mundo a altísimas velocidades y seguirlos, montarse en esas naves locas en vez de quemarlas, para no quedarse atrancado en las esquinas de las oficinas o en las escaleras de los edificios. la gente del colegio o de la universidad, salvo unos pocos, no le van a ayudar. pero sí los libros. los libros... un abrazo
Con lágrimas le doy las gracias. Gracias por leer lo que no soy capaz de decir con la boca.
si siempre es una cantidad de cosas que hacer de obligaciones que cumplir, la sociedad y sus aplastantes obligaciones, y eso que en estos paises tercermunditas contamos todavia con un espacio de discresionalidad y de individualidad -sin importar lo que diga el discurso institucional-. yo nuevamente hoy me he acostado aburrido porque no pude verme la pelicula que queria (amadeus) ni leer el libro que queria (prestupleinie i nakasainie) de manera que como dice cristian en un latinazo, el arte largo la vida corta y le agrego las obligaciones muchas... pero que seria si no tuviesemos el arte??? como grandes numeros de personas que no saben que algo asi existe? seguro yo seria mas asesino o cohechista, jajaja eso va para yidis... en fin buen blog, siempre sensaciones de encuentro, la vida es como una cucharada de arequipe con otra de sal marina...
Me regué.
No hay distinción entre este cuento(z) y algo que fuera en vida-real.
De milagro no metió a christian por ahí en cualquier frase.
Usted si es capaz de hablar papito, esa bobada del miedo ya no se la creo.
Llorón.
Este texto fue más un contentillo para sentirse medio tranquilo, porque usted quería escribir un cuento, no?
No le voy a ayudar, pero está recibiendo abrazos y discursos institucionales. ¿No es muy emocionante? ¿Quiere que lo abrace? pero no llore por favor, De ahora en adelante usted es Sentimientos Calderón.
Ahí le dejo a matute para que le consiga una película y lo consuele, y hablen y se vayan para sorrento.
Ve sí, Tomás, sí leyó el post que era. Ud si se duerme muy tarde. Perdón por el correo que le acabo de mandar.
1.Aclaración: No soy yo quien dice que "el arte es largo y la vida es corta".
Felipe T.: No me atribuya pensamientos ajenos. Fue Hipócrates quien lo dijo. Ars longo, vita brevis.
(Paréntesis)/ Borges -Introd. a la Literatura Inglesa- anota como "La seca sentencia latina se transforma, a través de Chaucer, en una meditación melancólica":
The lyf so short, the craft so long to lerne.
¿Traducción?, ¿Transformación?
En cualquier caso bellísima
2.Tomás, Contrólese!
Dos días sin Internet y acaban con uno en la web!
MonseñorMonstruo
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