Regreso. Hoy. El camino fue lento y agradable. Brillaba el sol y las nubes -como de costumbre- no tenían ojos. Manizales se acercaba en la misma medida que el güilis avanzaba. Trancones y gente pretenciosa al llegar. Dijo el conductor del güilis: "Me gustan las Ferias porque los turistas sufren mucho. Hay que ver la cara que ponen cuando suben las faldas, estas lomas!". Palabras muy sabias, directas, como un golpe.
Llegamos en taxi a la casa. El jardín, mi jardín, estaba bien. El sol brillaba todavía, aunque el cielo estuviera oscuro. Pero así es Manizales: no sabe uno nunca que va a pasar... pues: hablo del clima. Por lo demás: sí se sabe que va a pasar. Inclusive las Ferias traen programación. No sé que tan absurdo resulte, no sé qué dirán los liberales y los que crean en el libre albedrío y en el espíritu de las fiestas. Es difícil pensar que un mandamiento sea santificar las fiestas cuando hay tanto hijueputa borracho por ahí, con sus caras y sus caballos, dejando que todo huela a eso... Ustedes saben de qué les hablo (táctica: no llenar la oración de groserías).
2:30. Tomar un café con amigos. Uno solo. Amigo, digo. Una posible conversación, tal vez la espera de uno de esos diálogos que s
e ven en las películas, con revelaciones y trampas de lenguaje. Pero nada. Mucho silencio. Puede que sea una forma de comunicación, otro lenguaje. Pero para mi el silencio no debería tener de telón de fondo la cabalgata de las Ferias. Resulta -así- el silencio ser sólo un cliché, algo de mal gusto, no es ese ser que nos acompaña, ese ángel de la muerte que de vez en cuando juega ajedrez o al tinmarín con nosotros. En fin: un café y dos té(s -¿?-) [Y ajá! A esa vaina como se le hace el plural!]. Me invitaron. :).
Luego a la librería. Gente allí, gente que me agrada. Hablaban de temas muy elevados. La espalda del librero (pfa) se veía en primer plano desde donde yo estaba sentado; esa es la razón por la que me resisto a recordar el tema tan importante de la conversación; digamos que no me importaba y así el lenguajenoverbal sentenció. Sentencia. Antes de sentarme había hablado con Susana. Sobre el 24 y 31. La navidad urbana es para ella una cosa muy normal, por otro lado yo no me acostumbro. La evolución y la adaptación de las especies a su medio in my mind, all the time.
Borrachos, mi interlocutora favorita -su mundo, su familia- y la gente, fueron la compañía durante el descenso hacia Palermo: mi cráter. Llegó la comida, y con ella su final; una charla sobre política, cosas obvias y helicópteros. ADN. Ida y vuelta, gratis, al infierno, a la tierra donde los frutos amargos saben bien y los pájaros miran a los ojos (miran a los ojos a las personas). Para terminar, algo de cine: Saw IV. Pesada. Resignación al pensar, mientras escribo esta cosa, qué putas hace uno en Ferias cuando en Santágueda el clima es ideal para seguir leyendo a Doris Lessing.
Llegamos en taxi a la casa. El jardín, mi jardín, estaba bien. El sol brillaba todavía, aunque el cielo estuviera oscuro. Pero así es Manizales: no sabe uno nunca que va a pasar... pues: hablo del clima. Por lo demás: sí se sabe que va a pasar. Inclusive las Ferias traen programación. No sé que tan absurdo resulte, no sé qué dirán los liberales y los que crean en el libre albedrío y en el espíritu de las fiestas. Es difícil pensar que un mandamiento sea santificar las fiestas cuando hay tanto hijueputa borracho por ahí, con sus caras y sus caballos, dejando que todo huela a eso... Ustedes saben de qué les hablo (táctica: no llenar la oración de groserías).
2:30. Tomar un café con amigos. Uno solo. Amigo, digo. Una posible conversación, tal vez la espera de uno de esos diálogos que s

Luego a la librería. Gente allí, gente que me agrada. Hablaban de temas muy elevados. La espalda del librero (pfa) se veía en primer plano desde donde yo estaba sentado; esa es la razón por la que me resisto a recordar el tema tan importante de la conversación; digamos que no me importaba y así el lenguajenoverbal sentenció. Sentencia. Antes de sentarme había hablado con Susana. Sobre el 24 y 31. La navidad urbana es para ella una cosa muy normal, por otro lado yo no me acostumbro. La evolución y la adaptación de las especies a su medio in my mind, all the time.
Borrachos, mi interlocutora favorita -su mundo, su familia- y la gente, fueron la compañía durante el descenso hacia Palermo: mi cráter. Llegó la comida, y con ella su final; una charla sobre política, cosas obvias y helicópteros. ADN. Ida y vuelta, gratis, al infierno, a la tierra donde los frutos amargos saben bien y los pájaros miran a los ojos (miran a los ojos a las personas). Para terminar, algo de cine: Saw IV. Pesada. Resignación al pensar, mientras escribo esta cosa, qué putas hace uno en Ferias cuando en Santágueda el clima es ideal para seguir leyendo a Doris Lessing.
2 comentarios:
Afortunadamente, los escobitas de don pfat, y su 4x4 con cepillos inmensos, hicieron un excelente trabajo, y el olor, hedor, se calmó para la noche.
Mi espalda es pequeña, casi breve, no es cierto que se la hubiera dado, es que Usted se escondió detrás de mí. Le temía a las bestias (a las dos), o ¿acaso no recuerda cuando le dije, de frente, mirándolo a los ojos, que las bromelias si tienen flores?. Lo que hace Usted por escribir.
pfa (o pfat segun tdrc)
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