miércoles, diciembre 26, 2007

Enshemismado

Digamos que cometí una imprudencia. Hablar de más. Tal y como le pasa a todo aquel que se sabe mortal, y que en condición de tal se atreve a ver a los dioses de cerca, a los ojos, usando un atajo: el licor. El canto de las sirenas nubla la mente, o tal vez le da una claridad no deseada. Nadie quiere ver ese monstruo que descansa dentro de su cuerpo, nadie quiere oír su voz o sus pensamientos. Pero hay algo en el aire, en el momento; las cosas se salen de control y las palabras se materializan en un mensaje de voz. Puede que ese mensaje nunca haya llegado, así como la flecha asesina da en el hombro y no en la garganta o el corazón. Kokoro... Katsu... nada de eso es aplicable ahora. Que el viento siga soplando. Además: Usted me debe un café.

1 comentario:

lalu dijo...

jajajajaja verdad oculta? ¿?¿?¿?¿?¿?¿?( eso llenó mi cabeza cuando lo oí)... igual tengo toda la vida para pagarle ese café que le debo