sábado, septiembre 08, 2007

Hace tiempo

El aire es difícil, me esquiva. Digo: el oxígeno. Ya no llega a mis pulmones como un torrente. Pensar en la narración, en el estilo, en que la forma no es el fondo -o cuanto menos su esqueleto-. Hace tiempo estaba en Libélula, sentado. Llegaron dos personas. Echieverri Sanin y su hijo. Hijo: dibujante. Padre: escritor, psicoanalista, "...preparador de carros de fórmula 1...". Éso era lo que más o menos era, lo que más o menos decía (si quieren no miren las comillas). La verdad no prestaba atención -pas beaucoup- a lo que los mayores decían. Pablo hablaba poco; el maestro, au contraire, hablaba mucho y a volumen bajo. Todos allí reunidos, sin fogata y sin malvaviscos.
Supongo que hablaban de un escritor famoso, de Franco. Seguro. Pero bueno, eso no importa, todos somos capaces de hacer conjeturas sobre alguien. Más difícil hacer conjeturas sobre un sable. ¿Sabían que sable es arena en francés? Pues bien, pocas veces se siente arena en el estómago, yo la sentía en ese momento.
Decía el maestro Echeverri que: bla, bla, bla, estilo, narración. Narración, esa palabra llamó mi atención. Me llenó de arena las vísceras; descubrí que es difícil hacer que dentro de un escrito los personajes, o las imágenes se muevan; es decir, que se paren de sus asientos, si es que están sentados… and so on, and so on. Marcador: televisión 1 - 0 Felipe. Mierda, perdí otra vez. No recuerdo que tenía puesto ese día, pero sé que era sábado. Me queda un consuelo: no era jueves. Ni yo ni nadie.

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