viernes, julio 27, 2007

Descripción de un momento frente al computador

¿Qué le pasa a la gente que desea mucho, que siente y se ilusiona como un niño? A nosotros. A mí. Las palabras que solté al viento cortan más que la navaja con la que me afeité esta tarde. Mala navaja, por cierto. Un-perro-rabioso-un-gato-sentado-y-perezoso. El viento, el viento lleno de navajas, pero no hay olor a sangre. El viento me habla, me arrulla, calma mis iras y magnetiza mis entrañas. Fuerza de atracción: el infierno. Está cerca. La fuerza de atracción es tan pesada, dudo que Atlas o Hércules puedan hacer algo por mí. Prometeo y sus trimpas. Tántalo y su sed; es mi sed también, es mi causa y es mi lago en el que los dos tratamos de ahogarnos. Disimular que el agua puede calmar la sed es ya un pretexto (Macedonio Fernández in my head all the time). El reflejo y el eco. El ahogado, Narciso. Y la soledad que se maldice a ella misma con el ruido ensordecedor de los motores. Aviones despegando y helicópteros que disparan balas de salva.

Odio esa risa con frenillos. Amo esa otra sonrisa, la de siempre. La sonrisa. Ojalá no se hagan habituales los espejismos, ojalá cree un hábito y me consuma la explosión de los meteoros contra el mar. Por lo general es divertido ver las manos sangrar contra las rocas que caen del cielo. Desmontar estrellas es un trabajo difícil, digno de piratas y de estatuas de plástico. El azufre no sabe bien con el helado de fresa, la gente de las nieves y los pingüinos son muy peligrosos cuando atacan en grupo. Separados son unos nomeasustan. Pero cuidado.

Hoy descubrí que desde hace un año, en mi habitación, ha estado una ventana abierta. En serio. Por esa ventana el frío entraba y cuidaba de mis sueños; se los tragaba enteros. Me pregunto si Cronos habría hecho lo mismo por algún ser inmaterial, comerse a sus propios hijos debe ser una tarea difícil. Boleta de parqueadero: $1.600. Camiseta amarilla clara (fondo entero): $7.900. Perro a cuadros: $32.000. Camisa en llamas: $90. Intuir, descubrir, que unas rocas envueltas en un suave lienzo podrían ser el comienzo del fin, para más tarde sentirse desaparecer en el aire –en el viento- a fuerza de relámpagos, no tiene precio. Para todo eso… cerrar la boca es lo mejor. Sentarse y escuchar music, regresar a lo mismo: el abismo.

La corrupción del alma no es algo que se pueda percibir en el color de las uñas o en el precio de un teléfono celular. Necesito un corte de cabello y un baso con agua por dentro y un analgésico.

1 comentario:

Natzz dijo...

{y ahora me empiezo a amañar por estos lados}
{/&hearts}


mas que todo un baso con agua