domingo, septiembre 18, 2016

Epidural

El viejo me miró fijamente y encontró ese algo en mi mirada que hace tiempo no veía. Se me acercó y me dio una palmada en la espalda. Quedé perplejo, hasta que la sonrisa que se dibujada en mi rostro fue borrada con un malparidohijuputa. Lo de siempre, el viejo. Y por otro lado, yo, yo, con plantas naciéndome en el estómago y la pleura llena de helechos rosados y polillas.

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