martes, marzo 29, 2016

Hojas del trópico

La exuberancia del trópico en América del Sur habría hecho de Sigfried o Sigfredo un hombre vulnerable, débil. Por un lado, el dragón que pudo matar para salvar el oro y el anillo de los Nibelungos no habría sido tan dócil. Considerando la humedad y la cantidad de oxígeno disponible, la talla y destreza del monstruo lo hubieran hecho volver a su casa, para así llevar una vida normal, eliminando de paso el mito. Por otro lado, de haber matado al tal dragón y de haberse bañado en su sangre para volverse invencible, la hojita que le dejaba descubierta una estrecha región de la espalda, no habría sido tal. No, las plantas de la selva amazónica y de otras regiones de esos trópicos son enormes, y Sigfrido no habría dejado nunca su asiento, nunca, o habría simplemente recurrido a la diplomacia para no sentirse menos invencible en las batallas. Una vez más, el mito y la proeza no habrían pasado de ser un secreto mejor guardado que el de la ‘hojita’ que Krimilda y Brunilda dejaron rodar por los pasillos y las sayas hasta hacerse lanza incrustada en la espalda del gran héroe.


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