lunes, octubre 12, 2015

Moraleja escondida

Entendí el « O ovo e a galinha » y quedé triste y sin fuerzas y quise que todo se fuera a la mierda dejándonos al viejo a mi tranquilos, con los pies metidos en la piscina, comiendo jugo de guayaba agria sin hielo y con muy poca azúcar.
Este cuento es monstruoso –dijo el viejo lleno de una rabia que sentí propia, pero sobre todo, muy ajena a él, robada entonces, me robaba, por primera vez mis emociones.

Desilusión. 

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