sábado, julio 25, 2009

La Luna muestra sus ojos

Desde hace un tiempo la relación que tengo con la noche me mantiene vivo. Antes, sólo el Sol y olor de la respiración de las plantas me mantenían lleno de felicidad. Ahora siento que el color negro a mi alrededor es una necesidad, aquello que calma mis sentidos y frena la expansión de mi alma, en la que ahora cultivo orugas; todas se mueven siguiendo el ir y venir de las horas... aunque no es un dato importante.

Importantes solamente los pasos dados. Sobre los puentes. Sobre los charcos. Sobre las pequeñas nubes de sal que de vez en cuando salían del ojo de algún insecto, de esos pocos insectos que dejan saber que habitan en París.

Importante también fue el día en que la Luna abrió sus ojos, frente a mi cara, a quemarropa.

Yo miraba el agua bajo mis pies, estaba en ese puente donde hay una réplica de la estatua de la Libertad. Era cálida la noche y me proporcionaba sus frutos. Estaba solo y había seis estrellas colgadas en el cielo. Me dolía el cuello. Vino a mi mente un punto, la idea de un punto. Tuve la oportunidad de trazar un línea en el agua, también pude ver la Torre Eiffel desde donde yo me encontraba. Sin mentiras para decir, la hora llegó: los ojos de la Luna se abrieron frente a mi cara.

Sabía que todos estaba perdido pero me quedé allí, apoyado, atravesado por la realidad.


Desde aquel día, uno de d'Espinacas de Mayo, mi cerebro fue un cofre, un ataúd. El recuerdo permancía muerto, sellado por toneladas de deseos sin cumplir. Ahora, hace muy pocos días, los ojos de la Luna aparecieron de nuevo y su parpadeo ensordece mis pesadillas y les impide salir de su escondite.

3 comentarios:

Andrea Carolina dijo...

desde que conoci a mi novio se que existe "el masl de luna" y cuando nada funciona por la epocas de luna llena , ahora, le suelo achacar a la luna mis males, que boberias

Libélula libros dijo...
Este comentario ha sido eliminado por el autor.
Tomás David Rubio dijo...

"Desde hace un tiempo la relación que tengo con la noche me mantiene vivo. Antes, sólo el Sol y olor de la respiración de las plantas me mantenían lleno de felicidad. Ahora siento que el color negro a mi alrededor es una necesidad, aquello que calma mis sentidos y frena la expansión de mi alma, en la que ahora cultivo orugas;":

Además de una declaración emo, una letra de Ramazzoti.