miércoles, noviembre 26, 2008

Traducciones

Entro a una librería y sufro. Los libros son baratos y decentes ¿Qué comprar? ¿Franceses que no conozco o que no me interesan? (sirven para “entrar” en la lengua) ¿autores extranjeros que no conseguiré en español? Me gusta la segunda opción; sin embargo, hay algo que me frena: las traducciones. ¿Quiénes son mejores traductores, los españoles o los franceses?
Se disfruta más un libro al leerlo en la lengua materna pero creo que el francés que conozco es solo uno, el de Francia. Esto no ocurre con el español, que tiene varias caras, expresiones y maneras de escribirse. Tenemos el ibérico, diferente al colombiano, lo que repercute en las traducciones. Este es un miedo que llevo muy adentro desde que leí Viaje al fin de la noche (Editorial Quinteto).
Otro ejemplo sobre malas traducciones, o eso es lo que pienso como novato en el uso de otra lengua, es el siguiente: el día 7 de noviembre fui a una cita médica en la Préfecture de Police. El galenito me atendió de la peor manera posible. Revisó peso, vista y estatura, luego me entregó una orden para una radiografía. Me ordenó sentarme a esperar.
Llegó el momento; oí mi apellido pronunciado a la francesa, con un “on” muy nasal. Siempre me da risa. Entré a un cuarto, tal y como me lo indicó otra médica. Rayos X. Eso era lo que indicaba el cuarto. Antes de abrir la puerta, la médica me dijo algo en francés: quítese la ropa de arriba. Ni idea. Sur bêtement. Algo así.
–Las expresiones en cada lengua son diferentes –eso me dije cuando comencé a quitarme el abrigo y la camiseta-. Con la camiseta en la mano intenté acordarme de la frase que había dicho la médica sobre la ropa. ¿Había dicho quítese toda la ropa o quítese la ropa de encima? A fin de cuentas es lo mismo, sí, si uno reflexiona bien pueden ser la misma cosa.
Me desabotoné el pantalón. Me llegué a quitar el pantalón y quedar en bóxers.
–¿Qué dijo la médica? –me pregunté una y otra vez-. Dejé el pantalón sobre una silla y lo doblé, luego lo desdoblé y me lo puse de nuevo. –Prefiero que me regañe la médica esa, a pasar una vergüenza-. Punto.
Seguí dudando.
Con los pantalones en las rodillas me di cuenta que había un letrero, varios, en realidad. Todos decían lo mismo. En árabe, farsi, hindi, inglés, italiano –no estoy seguro- y español; francés también.
Se abrió la puerta. Terror. Saludé a la médica; ella tenía una bata blanca y yo tenía sólo dos prendas puestas: la dignidad y los pantalones. Me salvé por poco.
Medio minuto antes de que abrieran la puerta, me subí los pantalones para leer. El letrero en francés me dejaba la duda. Comparé los que estaban escritos en inglés y en francés y las cosas cambiaron. La traducción del mensaje en español era muy mala; decía: “Quitarse la ropa”. Que suerte para mí que el mensaje en inglés era muy claro: la ropa del tronco para arriba.
La radiografía revelaba que tenía pulmones, costillas y corazón. Ninguno de esos órganos me ha ayudado hasta ahora para saber qué hacer en las librerías de París.

3 comentarios:

Unknown dijo...

Como la famosa "grocery store."

Gatohombre en Paris dijo...

Cómo así? Me gustaría que me explique... que pena...
Oe, al fin va a ir Colombia?

Unknown dijo...

Claro que si voy a ir.

Grocery suena como groseria.