lunes, marzo 24, 2008

La semana que pasó y un día más

Sábado: día en que llegó al Eden. Lunes: día en que lledo del again (y para el again). Mucho silencio. Mucho sol, el Sol. Piscina y yo dentro de élla. Animales, aguardiente y vino de consagrar. En fin, una gran variedad de estímulos que dejan que la mente recree sus dimensiones. Y para que todo esto no sea en vano, haré una lista de las pequeñas reflexiones. Comienzo.
1-El día domingo se me ocurrió una oración. La pensé por mucho tiempo hasta que quedó perfecta; corta y destructiva, llena de fe. Ahora que quiero escribirla no la recuerdo.
2-Tomarse algunos tragos (sábado) y educar constitucionalmente a mis tíos fue brutal. Cuando me dijeron que me tomara uno más, me lo tomé. Me paré y mientras alcanzaba la mitad del corredor -rumbo a mi cama- oi la voz de mi tía Julieta que decía: "¡Mirá este lo flojo! Papito... ja ja ja... papito...".
3-Dormir todo un día no sirve mucho cuando no es posible recordar los sueños. Igual: tuve varios sueños que recuerdo. Dos. Los dos tenían por escenario el Colegio Semenor. Caras y presencias que no tendrían por qué estar juntas. El primero de los sueños fue así: Felipe sentado en una mesa con muchas personas. Lo primero que ve Felipe es la cara de una niña Londoño. Muy bonita. Su pelo negro y su perfil tan parecido al de mi interlocutora favorita. La misma sangre, casi. Daniela. Todos estábamos sentados en una falda. Junto a mi -me doy cuenta después de mirar unas antorchas- mi interlocutora favorita a mi derecha; mi izquierda Daniel Calle. Hacen que los de la mesa del frente se vallan. Se caen las mesas falda abajo. Miro hacia al frente y todos se suben a unos buses. Subo la falda caminando y me paro frente a un garaje del que sale mucha gente. Todos eran personas que conocía de la Universidad y de San Luis. Todos entran a los buses. Yo me despido porque sé que no voy a ir con ellos. De una de las ventanas de uno de los buses (el verde claro con dos rayas blancas; típico) la cónyuge de uno de mis profesores más queridos y admirados me mira. Sonríe de una manera especial, no coqueta. Sus ojos decían algo así como: "Dios lo bendiga", o: "que le vaya bien". La cosa es que "la capté" (;)). Luego, la secretaria del CIS me llama. Me dijo algo, y yo -para poder oírla- tuve que trepame al bus. Me colgué del espejo. Ya no recuerdo qué me dijo, supongo que algo relacionado con los detalles para propiciar el grado de mi interlocutora favorita. Hasta acá el primer sueño. [Aparte]. El segundo sueño: entra Felipe a una especie de banquete. Era algo así: gente muy elegante, meseros que saludan con inclinando el cuerpo música uno sesienteimportante impotente ante tanta luz gente sentedamirando hablando. Los presentes se llevaban la copa a la boca cuando yo pasaba. Yo los miraba. Felipe se sienta en una mesa, contra la pared. Es la costumbre. Está Felipe muy estrecho. Siento que lo presionan. Luego de un rato de estar incómodo me siento bien, la mesa que casi me aplastaba el pecho ahora me hacía sentir seguro. Desde allí -medio estripado y con el pie derecho sobre el asiento- sentía que la gente que estaba a mi alrededor me conocía. Algo raro pasó y comenzaron a cambiar el salón; iban a servir la comida. La mesa en la que estaba sentado tuvo que ser reubicada para que todos los invitados hicieran "la fila". La comida era una carne con piña. Felipe es desplazado. Se quiere sentar a comer con alguien pero siente que todos lo rechazan. Cuando lo miran se ponen la copa en boca. La gente que me miraba y me sonreía ya no quería tener que ver nada conmigo, ni me compartían una cacorra silla. Felipe se va a hacer "la fila". Toma un plato y se sirve la carne con piña. Miro hacia un lado de la mesa donde servían la comida y observo las antorchas reflejando su luz en la cancha del Colegio Semenor, que está toda inundada. Parecía un muelle y me sentía muy solo. Cuando desperté quería algo con mermelada.
4-Ayer me di cuenta que en la cabaña teníamos mermelada de mora. Se habían acabado las galletas.
5-Me la pasé leyendo los módulos de las revoluciones que quedé de prestarle a Tomás. Cuando me cansaba me ponía a la vera de la piscina. Cuando me daba mucho calor me metía en élla. Recostado en el borde de la pisina, un día, pensé en escribir. Mi alma es el tentáculo de un monstruo. Cuando muera, que Dios me guarde en su gloria. Hoy, pensando en escribir, reformé aquello que quería. Si la reencarnación es un hecho, y si eso lo administra Dios, pues que me permita reencarnar en el monstruo entero. Inuyahsa in my mind, all the time.
6-Por qué la gente cuando me ve comiendo guayaba arazá me mira como si no se pudiera. Me preguntan: ¿Se la está comiendo así? A veces dudo de mi propia existencia por culpa de una fruta. (Esta sí estuvo muy gueva ¿No?).
8-Hoy un niño que estaba sentado a mi lado le gritó a una niña (Marianita). Estábamos en un columpio. Decía papacita y le tiraba picos. El niño tenía una calcomanía en la frente. Se llamaba Matías. El niño.
9-Ayer vi Paraíso Travel. Me gustó. Una historia sin pretensiones, un buen director. No entiendo por qué dura 1:56 cuando no pasa mayor cosa.

3 comentarios:

Andrea Carolina Sanchez Gonzalez dijo...

porque sera que el colegio es tan recurrente en los sueños? y ahora que salpi de la universidad me da por solar ya no con el colegio sino con la universidad?

Andrea Carolina Sanchez Gonzalez dijo...

(salí, soñar)

Gatohombre en Paris dijo...

Los sueños son así, el ser humano es así: uno siempre es parte de cosas del pasado, como un montón de fotos mohosas. El futuro es eco.