Biografía del 12 de enero de 2007

Muere la Feria entre mis brazos, y me doy cuenta que hallar una relación entre la proporción áurea y la música de Johnny Rivera es una empresa menos imposible. La casualidad abre las puertas, "corramos un velo". A las 12:43 me invitaron a cerveza.

En la tarde, como se hace costumbre, cine. También descubrí -corrí el velo- que el bar de Joe's, puede ser fácilmente transformado en el bar de José por una persona nostálgica. Ver la película Princesas (Dir. Fernando León de Aranoa. España. 2006. 110 min) me dejó pensando mucho, creer que hay muchas lógicas, muchos mundos y múltiples motivos para derramar una lágrima, es ahora fácil. La riqueza de esa película radica en sus diálogos desprevenidos y contundentes, las putas también filosofan, y muy bien.

Cuando acabó la película supe de la necesidad de estar siempre en compañía de un libro. Jamás vuelvo a salir de mi casa sin algo para leer. El Sol fue mi refugio, el Sol fue mi-sol.

Después llegó la otra película, la de las 5:00 pm. The Lost Weekend (Dir. Billy Wilder. EEUU. 1945. 93 min). Moralista, odio que me digan que es malo beber; es decir: sí he sufrido los efectos secundarios del alcohol, he sentido esa estupidez que nos hace invencibles, he visto los ojos de Dios, sus manos triturando mi cabeza y mi estómago al día siguiente.

Pensar en la oscuridad, desperezarme y pensar en Dalí y su odio por los ancianos y los infantes. Luego del viaje en buseta, vi a los gatomicos. Muy lindos. Luego una hamburguesa, su sabor interfería con las Ferias; su sabor: un agujero negro dentro de ese mundo de luces, conciertos, licor y coagulos de gente por las calles. Estar en la Feria sin estarlo no es un arte, es una fuente de remordimiento ¿Por qué no puedo disfrutar las Ferias como todos? ¿Qué hay en mí que me lo impide? Culpa y resignación, un dolor agudo antes y después de cada pensamiento, mi casa nueva y su techo de madera.