lunes, agosto 20, 2007

Autobiografía de las 2:00 am, de una semana que ya pasó

Una canción y una promesa con la misma dirección: ninguna parte. Un mapache escondido en mi espalda y un zorro de nueve colas. Dientes afilados y el color rojo en mi mente cada vez que piensa dónde estará esa persona; por qué se robó esa parte de mí que mira siempre paisajes desiertos. Pensar mucho, pensar en momentos hipotéticos, pensar en la muerte. Pues que no llegue, o que llegue pero lejos, hasta que lea lo que quiero leer, hasta que aprenda a cortar una corbata con tijeras, desde lejos. Así.
Siempre dejo unos mensajes muy tontos, siempre me siento como los mensajes que dejo. La cabeza de un narval en mis zapatos, su diente desplomándose en las arterias de la Vía Láctea. Dónde está esa persona, dónde están las cosas que enterraba cuando era niño y que se robaban entre burlas los HPs de mi cuadra. Ah! Debería decir más sobre ésos, pero sé que van muriendo lentamente. El infierno suele ser silencioso en las noches de luna creciente. Los animales sabios se esconden bajo los pies de su enemigo, pequeños espacios que hay entre los dientes del depredador. Dónde está eso que se perdió y que nunca tuve, dónde está eso que era mío sin conocerlo. Dónde está esa piedra idiota que calló del Lunatic Pandora, su reflejo sigue vivo en mi mente.
Quiero hacer una sopa con las costillas de un ser artesanal, quiero beber esa sopa hasta quedar ebrio, hasta caer sobre la cama de espadas que todos merecemos una vez tenemos la barriga llena. Recuerdos de la niñez que se mezclan con las cabezas de los simios que siempre quise ver con túnica roja. Una pluma puesta frente al Sol es igual a la cola de una ardilla, A es igual a B ciertos tiempo de mi vida.
Las fotos son porque la ausencia nació cuando estaba oyendo esta canción. Igual no tiene sentido.

1 comentario:

Natzz dijo...

si es lo que entendí que era, me gustó :)




joven no tengo minutos :s, conectate carajo