Ir a una finca a dar bala es buen paseo, es resistir la realidad nacional por homologación; si ya no soportas la carnicería, pues fácil: unite a ella. Los cuchillos afilados resultan tentadores cuando no masticas los alimentos y no hay nada en la tele. Pero ¿Qué tal poner gotas en los ojos de un conejo? ¿Qué tal salvar un cultivo de una invasión disparando a las nubes de pájaros que se acercan hambrientos?
No precisamente los loros y los conejos necesitan comprensión, no somos dignos de hablarles. También -de una forma u otra- quieren maquillaje y plomo, incrustaciones de metales precisos. Así no nos entendemos. En fin... a lo que me refiero es que bueno que a los conejos se les respete su derecho a no ser maquillado sin previo estudio de imagen, y que malo (que cagada) es que los profesores dediquen un fin de semana a matar pajarracos con hambre.
lunes, julio 16, 2007
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