miércoles, diciembre 07, 2011

Días en fotos, 5 décembre 2011

Escribir por escribir, por no dejar pasar los días; fotografiar las cosas para saber que son cosas y que son reales, todo esto hace parte del ritual de la monotonía, de la rutina del águila que madruga todos los días a comerse las vísceras de Prometeo: se levanta sin desayunar, vuela de su nido hasta las rocas, allí lo espera su banquete.
El hombre que desafió a los dioses ve aparecer un ave enorme. Vapor de luz que exhala alas, ojos, picos y garras. Desayuno y tortura, sangre y gritos de terror. Por otro lado, puntualidad, la precisión del castigo divino. Cabe pensar que en medio de todo el águila y Prometeo se dicen hola y adiós. Me pregunto si la eternidad y el dolor son vectores paralelos o perpendiculares cuando grafico la ecuación.

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