
Durante las vacaciones hablé, hablé de más. Yo creo que sí. Pues bueno, una noche estaba en una conversación sobre el rock. Que esto es bueno, que aquello es malo... y así hasta que la palabra unacagada apareció. Era como estar frente a una mesa de ping-pong. Maluco. En última instancia dijeron, sentenciaron: el rock es en inglés, no en español. Los argumentos eran vacíos, la música es vacía y por eso es que puede atraer, por eso también desea, la música escoge a sus víctimas. Por otra parte el flamenco Carlos Saura las guitarras las cajas los bichos de mar con arroz siempre han sido muy míos. Muy de la sangre, muy de la espina. Esta última palabra es el motivo, seguro que sí. El rock y los cantos delirantes en nuestra lengua, las castañuelas son importantes tanto como lo es la morfina para los delfines del Ganges. Bueno, pues ahora queda confirmado: el dolor es algo que se supera con las buenas noticias; el mundos, ex mundo(u)s, los costales llenos de vino tinto y Bodas de Sangre: una razón más para creer que en tanto dolor sea fruto del malestar de gripa, del amplificador de la frecuencia entre pensamiento y columna dorsal, las cosas pueden llevarse hasta sus últimas consecuencias. La aleta dorsal de los delfines del Ganges no sólo era para prepara sopas para los Vedas, ya que ayudaban a cambiar un poco el paisaje: ver algo más que flores de loto de las que brotan niños sagrados.
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